jueves, 19 de marzo de 2009

19 de marzo de 1962: el día que empezamos a caer en picada


El 19 de marzo de 1962, Argentina comenzó a descender por una pendiente, alejándose de ese "destino de grandeza" que soñaron nuestros próceres pretéritos, quienes pensaron en nosotros en sus acciones y en sus escritos, en la generación actual, cuando se referían que todos sus anhelos eran para "la posteridad". Pero la posteridad no ha estado a la altura de las expectativas de nuestros padres fundacionales. Y cada vez menos. El 19 de marzo la cúpula militar derrocaba al gobierno del último estadista que tuvo el país, el Dr. Arturo Frondizi, y con él desaparecía la última ocasión en que hubo un proyecto de país, un plan estratégico integral, una visión coherente de una Argentina desarrollada hacia la cual dirigirse, para beneficio de todo el tejido social, de toda la ciudadanía.
Casi cinco décadas después, seguimos lenta e inexorablemente, cayendo por el plano inclinado de la mediocridad y la corrupción, de la ineficiencia y la burocracia, de los prebendarismos y el clientelismo político, de la falta de transparencia, de la falta de planes estratégicos, de una visión compartida, de metas y objetivos que todos sintamos como propios y en función de los cuales trabajar colectivamente para logar un país mejor.
La explotación racional de los recursos naturales estratégicos, la promoción de las industrias de base como la acería, fueron parte medular del proyecto económico desarrollista, que tuvo en Frondizi y en Rogelio Frigerio a sus máximos referentes, y que logró el autoabastecimiento petrolero, parte central del modelo económico. También cabe consignar la sanción de la ley de asociaciones profesionales, el desarrollo de la siderurgia, la industria automotriz (que creció un 700%), la petroquímica, de las universidades de gestión privada, la radicación de capitales extranjeros, y el respeto por la justicia y su esfuerzo por construir una verdadera democracia. Dijo en su discurso de asunción del mando presidencial: "Mientras dure nuestro gobierno, en la Argentina nadie será perseguido por sus ideas, ni por su actuación política o gremial".


lunes, 16 de marzo de 2009

El Futurismo cumple un Siglo

Artistas futuristas junto al mentor del movimiento, Filippo Tommaso Marinetti (centro)

Quizás el mejor viaje a Europa fue el que hicimos con mi esposa Fátima en 1986, con el matrimonio Marcángeli.
Ricardo Marcangeli fue mi maestro, uno de mis padres espirituales, quien me introdujo en el mundo de las artes plásticas y la cultura en general. Aprendí con él a dibujar de pequeño, y con él di mis primeros pasos en pintura y grabado, y aprendí también a disfrutar por ejemplo, del arte padre del arte moderno, Paul Cézanne, de la lectura de Fernando Pessoa, de John Dos Passos, de la voz de Tony Bennett.
Hombre de vasta cultura, profesor de Literatura y de Historia, con quien visitar museos como el Louvre o el del Prado, o lugares emblemáticos de la historia de Europa, fue un lujo que nos deparó una satisfacción y un placer sin límites.
Y nuestro goce estético no se limitó a las visitas tradicionales y previsibles, como la inauguración del entonces Centro (y hoy Museo) Reina Sofía en Atocha, donde se comenzó a exhibir el Guernica (que antes estaba en el Casón del Buen Retiro), los museos Picasso de Barcelona y de París, El museo Miró, etc. Digo que no se limitó a lo previsible, porque en Italia tuvimos un “bonus” impensado: en aquél año, se inauguraba en el Palazzo Grassi de Venecia la muestra de arte más completa y espectacular que ví en mi vida, dedicada al Futurismo.
A la entrada, una magnífica Bugatti, impecable, como si fuera cero kilómetro, recibía a los desprevenidos visitantes, mientras en lo alto se enseñoreaba una avineta tan pulcra y nueva como el autom.vil.

Estábamos entrando a ese Futurismo signado por el movimiento y la velocidad, como lo habían prefigurado los creadores del movimiento a principios del siglo XX, tal cual lo consignaban en el punto cuarto de su Manifiesto: “Nosotros afirmamos que la magnificiencia del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un automóvil de carreras con su capó adornado de gruesos tubos semejantes a serpientes de aliento explosivo. Un automóvil rugiente parece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia.”

La muestra era completísima, y evidenciaba la influencia que el futurismo tuvo en todas las manifestaciones humanas: en la pintura, la música, el diseño gráfico y de indumentaria, la arquitectura, la poesía…
Incluso para mi sorpresa, me encontré hasta con obras de Borges, dada la relación que el ultraísmo tuvo con el futurismo. Sabemos que Borges adhirió inicialmente al ultraísmo a partir de su vinculación con Rafael Cansinos Sáenz, con el mallorquí Jacobo Sureda y con quien luego fuera su cuñado, Guillermo de Torre, y que posteriormente abjuraría del mismo.
Ningún futurista faltaba a esa cita: su mentor, Filippo Tommaso Marinetti, Umberto Boccioni, Giacomo Balla, Luigi Russolo, Carlo Carrà, y Gino Severini

Quienes irrumpieron en el panorama cultural mundial con su prédica en contra de las formas tradicionales del arte, y adorando las máqiunas, el movimiento, la energía, el dinamismo, y los descubrimientos de la época (el teléfono, el tren, la bicicleta, los automóviles veloces, los grandes barcos, los aviones, las autopistas), apuntaban - según palabras de Marinetti - “a una completa renovación de la sensibilidad humana”.

¿Qué pensarían Marinetti y los futuristas, cien años después de su Manifiesto, de lo que implica hoy la revolución de las comunicaciones, la telemática, Internet, las redes sociales virtuales, y todos estos recursos que sin dudas, están modificando los modos, usos y costumbres de la humanidad?

¿Y acá, quién le pone el cascabel al gato? ¡Sarmiento, volvé!

Los supuestos 180 “días de clase” de “media jornada” son una burla. Descontadas huelgas y licencias de todo tipo, hacen que el maestro promedio esté, frente a sus alumnos, menos de 400 horas en el año. Un robo de sueldos que se “impugnan” por bajos, y motivan indignados "piquetes". Esto significa $54 por hora. Lo que perciben los científicos, con doctorados, de escala promedio del C.O.N.I.C.E.T. llega a la mitad. Es totalmente inequitativo. Encuéntrase ahí uno de los determinantes de la decadencia educativa argentina. Que fuera de lo mejor que había en el mundo, hasta donde y cuando el espíritu de Sarmiento prevaleció.

MERITOCRACIA
Obama, propicia la inserción del sistema de mérito y con ello las escalas de remuneraciones. Definitivamente cabe abandonar rubros como los siguientes:
A. el pago de suplementos por antigüedad más propio de militares que de la educación. Se impone dejar en cero esas partidas presupuestarias;
B. la carrera docente remata en grados. De 1 a 5 por ejemplo. Con distintos niveles de aptitudes para estar nomenclado en cada uno de ellos; Un sistema de Créditos, para aprobar módulos de actualización una vez ya egresados.
C. se accede a la carrera, y se articula el sistema de promoción, en exámenes al propio cuerpo docente, con la participación de jurados inobjetables reclutados fuera de los establecimientos educacionales respectivos, bajo la supervisión de ámbitos universitarios. La carrera docente debe tener jerarquía universitaria.
D. En las propias universidades se incorporan Facultades de Educación que toman la responsabilidad de capacitación docente dentro del régimen que les es propio: por medio, entre otros, de exámenes interinos y de grado;
E. La premiación a la innovación pedagógica lograda debe ser un hábito. Individual, colectiva y organizacionalmente. Que existan escuelas, como en EE.UU., que respondan a estos criterios también es más que aceptable.
F: Las carreras docentes deben incorporar en sus planes de estudio, contenidos y recursos que no figuran actualmente y son vitales para ser un buen docente. (El integracionismo educativo es un modelo que trabaja desde hace años en este sentido: http://integracionismoeducativo.blogspot.com

Es un secreto a voces la causa de la ineficiencia del sistema educativo argentino. Y no es una causa económica, como plantean los sindicalistas, sino de desactualización absoluta en contenidos, recursos, estrategias, competencias, acordes con las exigencias de este nuevo siglo. Los maestros se quedaron en el pasado, y con vicios que contribuyen a la falta de consideración social de su rol. que se evalúa y evaluará siempre por sus logros en los alumnos. Y miremos si no, cómo son los ingresos a las universidades...

Los docentes, más allá de su buena voluntad, dados los enormes progresos acaecidos en los últimos años en el campo del intelecto (neurociencias cognitivas), las relaciones humanas, las ciencias sociales, las organizaciones, los recursos tecnológicos, telemáticos, son ANALFABETOS FUNCIONALES, iletrados pedagógicos, tecnológicos, cognitivos, de gestión, etc. etc.

Nunca están los sindicatos docentes propiciando y fundamentando mejoras pedagógicas que signifiquen esfuerzos adicionales en las responsabilidades docentes. Sostienen las prebendas, el sistema trucho de licencias, las carpetas médicas por cualquier pavada, los estatutos desmotivadores de la excelencia, los cursos con pocos alumnos (hasta 8, en vez de unificarlos tres en uno de 24), para "que los colegas no se queden sin trabajo", la burocracia y el inconmensurable papeleo administrativo, las partidas presupuestarias que no llegan al aula y a la actualización pedagógica, etc. etc. etc.

¿Y acá? ¿Quién le pone el cascabel al gato?
¿Nadie?
¿Será porque un pueblo bruto es más manejable?